Los días de verano amanecen en amarillo sol y se agotan con el rojo pasión de sus románticas noches, pero, ay, esos interminables atardeceres en naranja…!
Este color une comienzo y final, es el puente que conduce a cien orillas, a mil promesas, por algo el fuego lo ha elegido. Es un color sociable y comunicativo, muy visible (fijaos en su presencia en publicidad), como lo somos nosotros entre amigos. Es la hoguera en torno a la que compartimos risas, charla y alegría. Pensad en los farolillos de tantas verbenas, en la luz que despiden los collares de bombillas alrededor del chiringuito o en el color de sus guitarras. Simboliza exaltación y entusiasmo y, en su gama más intensa, ardor y pasión; además, contrarresta la introversión y la timidez.
Ahora que conocéis mejor las gamas de color, os daréis cuenta de que el naranja es uno de los cálidos por excelencia.
Como siempre, contemplamos tres estilos, edades o cuerpos: un sport chic, un vital ‘femme fatale’ y un romántico sesentero. Todo cabe en una puesta de sol: conciertos, paseos, cenas al aire libre o fiestas populares. Partiendo de que podemos usar todos los colores, pero no de cualquier tonalidad, hemos ordenado los tres looks para fría de verano, cálida de otoño y cálida de primavera, complementos y accesorios incluidos.
Como nuestros escaparates se estructuran en tres estilismos/propuestas, siempre habrá de faltar una tonalidad -en este caso, fría de invierno-, que compensaremos en unos posts con otros.
La amistad es naranja y compartir es la esencia de nuestros recuerdos. Elegid el que más os haga brillar de vuestra gama, pues serán muchas las veces que regresaréis a las imágenes de estos interminables atardeceres cuando llegue el frío. Y lo mismo harán aquellos de cuyos recuerdos seáis parte también… tal vez más de lo que imagináis.
Espero que os sirva, Mar Gago.